Semana 4: «Recuperando el Equilibrio»

Según el proceso de la persona, en Takiwasi, además de las purgas, dan plantas de contención, que como su nombre lo indica ayudan a contener estos estados; que obviamente por ser un centro especializado en adicciones, están acostumbrados a tratar.


 

Desde el sábado, y por 10 días, estoy tomando Coca, para equilibrar mi energía, mis ganas de hacer cosas y la calma, es Coca Medicinadecir, para que no me desborde la ansiedad. No es como el té de coca que te dan en Cuzco. Es más fuerte, más espeso. Se parece a un licuado de lechuga.

 

Azucena PurgaEl martes me dieron otra purga: Azucena. Es una planta de agua, así que la tomé, me dieron mi baldecito y me dejaron sola en el rio para que purgue y me cure. Me canté, vomité, lloré, limpié y recuperé el orden.  Es una purga simple, amorosa y firme, ese es el efecto que me hizo. Fue bastante sencillo recuperar el orden interno y volver a integrarme. No solo por efecto de la Coca y la Azucena sino también por el trabajo con el terapeuta que esta a cargo de mi proceso, con quien tengo muy buena afinidad, las sesiones fluyen, me siento contenida, comprendida, escuchada.


 

Les cuento algunos cambios fisiológicos que observo cuando el cuerpo está limpio (poca comida, poca azúcar, poca sal) o sucio (exceso de comida, exceso de dulces). Las dos primeras semanas que estaba impecable, cuando comía, enseguida se abrían los poros y transpiraba. Es un calor particular que da la comida. Como si el pasaje de comida física a energía, fuera inmediato. A partir de empezar a comer dulces, automáticamente eso se corto. La temperatura ambiente era la misma, sin embargo al comer, el cuerpo está como endurecido, no reacciona, se lentifica. Todos los efectos de un clima tan cálido y húmedo como en la selva: pies hinchados, cansancio de piernas, agitación, las dos primeras semanas, nada de eso. La tercera, todos. Los pies parecían esguinzados. Impresionante. Por suerte todo esta en equilibrio nuevamente.


Les mando cariños y Bendiciones,

Riéndome de mi misma les digo: «les escribo la semana que viene si Dios quiere«,

Inés

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